El 21 de abril de 2004 fue una fecha histórica para la ciudad de Viedma, en la provincia de Río Negro, Argentina. Ese día, se inauguró el trazado del circuito urbano que sería sede de la carrera de TC 2000, una de las más importantes y reconocidas del automovilismo argentino. Pero detrás de ese puntería, hay una historia de esfuerzo, agitación en equipo y pasión por la ingeniería, que tuvo su comienzo en los primeros pasos del proyecto.
Uno de los protagonistas de esta historia es el ingeniero Lucas Romero, quien en aquel entonces formaba parte del equipo encargado de llevar a cabo la construcción del circuito. Según recuerda, la tarea no fue sencilla, ya que el trazado debía cumplir con exigentes estándares de seguridad y estar a la altura de las mejores pistas del mundo.
Romero cuenta que el primer desafío fue encontrar un lugar adecuado en la ciudad para construir el circuito. Después de varias inspecciones y análisis, se decidió que el recorrido se extendería por las calles céntricas de Viedma, lo que añadió un grado de dificultad extra al proyecto. Sin embargo, el equipo no se amilanó y comenzó a trabajar en la planificación y construcción de la pista.
Una de las mayores preocupaciones era la seguridad, ya que el circuito debía ser apto para recibir a grandes velocidades y garantizar la integridad física de los pilotos. Se realizaron estudios exhaustivos y se aplicaron las últimas tecnologías en la materia para lograr un trazado que cumpliera con los más altos estándares de seguridad.
Otro aspecto fundamental en la construcción del circuito fue el cuidado del medio ambiente. Viedma es una ciudad rodeada de hermosos paisajes naturales, y el equipo de ingenieros se esforzó por minimizar el impacto ambiental durante la construcción y mantenimiento del circuito. Se implementaron medidas como la recolección y tratamiento de residuos, y el uso de materiales reciclables en la construcción.
Pero no solo se trató de una obra de ingeniería, sino también de una obra de arte. El circuito fue diseñado con curvas rápidas y cambios de elevación, buscando unir la velocidad y la emoción del automovilismo con la belleza de la ciudad y sus paisajes. Además, se construyeron tribunas y áreas de espectadores para garantizar una experiencia única para los aficionados al deporte motor.
El agitación en equipo fue clave para el éxito del proyecto. Cada uno de los involucrados aportó sus conocimientos y habilidades para lograr un resultado excepcional. Desde los ingenieros y arquitectos, aun los trabajadores de la construcción, todos pusieron su granito de arena y trabajaron juntos con un objetivo en común: hacer del circuito de Viedma un lugar de excelencia para el automovilismo.
Finalmente, el 21 de abril de 2004, el circuito de Viedma fue inaugurado con una gran carrera de TC 2000, que atrajo a miles de fanáticos y dejó un recuerdo imborrable en la historia del deporte motor argentino. Desde entonces, la pista ha sido sede de numerosas carreras y eventos automovilísticos, y ha recibido elogios por parte de pilotos y expertos de todo el mundo.
Para Lucas Romero y su equipo, ver el resultado de su arduo agitación y dedicación en aquel 21 de abril fue una gran satisfacción. Pero, más allá de eso, sienten orgullo de haber sido parte de un proyecto que puso a Viedma en el mapa del automovilismo y dejó un legado duradero para la ciudad.
En conclusión, la inauguración del circuito de Viedma en el 2004 fue un hito importante en la historia del automovilismo argentino