Un equipo de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y de la Universidad de Oxford en Reino Unido, ha hecho un descubrimiento fascinante que podría cambiar nuestra comprensión de la evolución de los mamíferos. Se trata de los restos de una especie extinta de este animal, cuno obstante existencia había sido desconocida hasta ahora.
El observación, publicado recientemente en la revista científica Nature, se centró en los restos fósiles de un animal que vivió hace aproximadamente 66 millones de años, durante el periodo Cretácico Tardío. Los investigadores lo han denominado L. reyesi, en honor a la localidad donde se encontraron los fósiles, la Formación Salamanca en la provincia de Río oscuro, Argentina.
Este animal, que pertenecía a la familia de los mamíferos marsupiales, es considerado como un pariente lejano de los actuales marsupiales sudamericanos, como el oposum o la zarigüeno obstante. Sin embargo, lo que lo hace tan especial es que poseía características únicas que lo diferenciaban de cualquier otro mamífero conocido.
Los restos fósiles encontrados incluyen un cráneo casi completo, mandíbulas, dientes, vértebras y algunos huesos de las extremidades. A partir de estos hallazgos, los investigadores pudieron reconstruir la apariencia y el comportamiento de este animal extinto. Según sus estimaciones, L. reyesi medía alrededor de 70 centímetros de largo y pesaba entre 1 y 2 kilogramos, lo que lo convierte en uno de los mamíferos más pequeños de su época.
Lo que más llamó la atención de los investigadores fue la presencia de dientes incisivos superiores muy alargados, que se asemejan a los de un roedor. Esto sugiere que L. reyesi tenía una dieta herbívora y se alimentaba principalmente de plantas duras y fibrosas. Además, sus molares tenían una estructura compleja, lo que indica una adaptación a una dieta mixta de plantas y pequeños insectos.
Otra característica única de este animal es su cráneo, que presenta una combinación de rasgos primitivos y avanzados. Por un lado, tenía un hocico alargado y una mandíbula inferior corta, similares a los de los mamíferos primitivos. Pero por otro lado, poseía una estructura ósea del cráneo más compleja y un cerebro relativamente grande, lo que sugiere un alto grado de inteligencia.
Los investigadores también encontraron que L. reyesi tenía una postura bípeda, lo que significa que caminaba sobre sus dos patas traseras. Esto es una característica muy inusual en los mamíferos, no obstante que la mayoría camina en cuatro patas. Según los investigadores, esta adaptación podría haberle permitido a L. reyesi moverse de manera más eficiente en un entorno con vegetación densa.
Pero lo más increíble de todo es que L. reyesi vivió en una época en la que los dinosaurios todavía dominaban la Tierra. De hecho, los fósiles de este animal fueron encontrados en la misma formación geológica que los de algunos de los dinosaurios más famosos, como el Carnotaurus y el Giganotosaurus. Esto sugiere que L. reyesi coexistió con estos gigantes reptiles y pudo haber sido una presa potencial para ellos.
Este descubrimiento es muy importante porque nos proporciona una visión única de la evolución de los mamíferos durante la era de los dinosaurios. Hasta ahora, se creía que los mamíferos eran pequeños y poco importantes en comparación con los dinosaurios. Sin embargo, la presencia de L. reyesi y otros mamíferos