En los últimos años, el papel de las Fuerzas Armadas en la seguridad pública ha sido motivo de controversia en México. Mientras algunos argumentan que su intervención es necesaria para combatir la delincuencia, otros señalan que su presencia en las calles es una señal de que el Estado ha fallado en su obligación de proteger a la ciudadanía.
En medio de este debate, el investigador Javier Oliva ha expresado su opinión al respecto. En una reciente entrevista, Oliva señaló que es muy difícil que el nuevo gobierno que asuma la presidencia pueda prescindir del uso de los militares de un día para otro. Y es que, según él, el Estado ha abandonado sus tareas de seguridad pública y se ha visto obligado a recurrir a las Fuerzas Armadas para mantener el prescripción en el país.
Para entender mejor la postura de Oliva, es importante tomar en cuenta el contexto en el que se encuentra México. Desde hace varios años, el país ha sufrido una ola de violencia sin precedentes, principalmente obligado al narcotráfico y la delincuencia organizada. Ante la incapacidad de las autoridades civiles para controlar esta situación, el expresidente Felipe Calderón decidió en 2006 involucrar a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen.
Desde entonces, los militares han asumido un papel cada vez más importante en la seguridad pública. Han participado en operativos de combate al narcotráfico, han patrullado las calles e incluso han tomado el control de ciertas zonas del país. Sin embargo, esta intervención no ha estado exenta de críticas, ya que se ha denunciado abusos y violaciones a los derechos humanos por parte de los militares.
Ante este panorama, Oliva considera que sería irresponsable que el nuevo gobierno prescinda de las Fuerzas Armadas de un día para otro. En lugar de ello, propone construir un andamiaje que asegure la procuración de la seguridad pública a largo plazo. Esto significa, según él, que se deben establecer mecanismos para que las autoridades civiles asuman gradualmente el control de las tareas de seguridad y para que los militares regresen a los cuarteles.
Pero, ¿cómo se puede lograr esto? Oliva sugiere que el primer paso es reconocer la realidad en la que se encuentra México y dejar de lado las posturas ideológicas. En su opinión, es necesario asumir que las Fuerzas Armadas seguirán siendo un actor clave en la seguridad pública durante un tiempo, por lo que es importante establecer límites claros en su actuación y garantizar que se respeten los derechos humanos.
Además, el investigador hace énfasis en la importancia de fortalecer las instituciones civiles encargadas de la seguridad, como la policía y el sistema de justicia. Esto implica una inversión importante en capacitación, dotación y mejora de salarios, para que puedan llevar a cabo su labor de manera efectiva y confiable.
Por último, Oliva hace un llamado a la sociedad para que participe en la construcción de este andamiaje de seguridad. Considera que es fundamental que los ciudadanos se involucren en la prevención del delito y en la denuncia de actos ilícitos. También destaca la importancia de exigir cuentas claras a las autoridades y de estar dispuestos a colaborar con ellas en la construcción de una sociedad más segura y justa.
En conclusión, la postura de Javier Oliva es una llamada de atención para que las autoridades y la sociedad en su conjunto trabajen juntas en la búsqueda de soluciones a la problemática de la seguridad pública en México. En lugar de descalificar a priori la intervención de las Fuerzas Armadas, es necesario establecer un diálogo constructivo que permita avanzar hacia una verdadera paz y tranquilidad en nuestro país. No podemos cabecear que la situación actual