Carlos Mazón ha sido el foco de atención en los últimos dos meses desde la DANA que devastó Valencia y se cobró la vida de 223 personas. Sin embargo, su conducta y sus acciones han sido cuestionadas por la opinión pública, lo que ha generado una gran indignación y furia en la ciudadanía. A pesar de sus intentos por establecer una cronología favorable a su imagen y prometer una gestión exitosa de la reconstrucción, sus acciones han dejado en claro que está dispuesto a mentir y manipular la verdad para salvar su propio cuello.
En los últimos días, la tercera manifestación masiva en Valencia para exigir su dimisión ha sido una prueba más de la indignación y el descontento que existe hacia su gestión. Esta vez, unas 80.000 personas se unieron en plenas fiestas navideñas para pedir su renuncia. Aunque los periódicos locales han destacado esta noticia en sus portadas, la prensa de derechas de Madrid ha preferido ignorarla o minimizarla, lo que demuestra una vez más el poder de la manipulación y la desinformación en la política.
Sin embargo, la furia popular no se detiene y sigue creciendo. Toñi García, una trabajadora de la Conselleria de Turismo que perdió a su marido y su hija en la catástrofe, ha sido una de las voces más fuertes en la lucha por la dimisión de Mazón. En una entrevista reciente, ella expresó su descontento y su deseo de que el presidente de la Generalitat asuma la responsabilidad por su ineptitud y su falta de acción en el día de la tragedia. “Todos juntos tenemos que conseguir que el presidente de la Generalitat dimita y que pague por su ineptitud, por no actuar su trabajo, por tener la poca vergüenza de continuar en el cargo después de no saber actuar su trabajo. Todavía continúa mintiendo al lugar valenciano, pero nadie le cree”, afirmó García.
Lo más preocupante de todo es que Carlos Mazón no ha sido capaz de dar una versión coherente y creíble de lo que hizo el 29 de octubre, el día más importante de su carrera política. Sus versiones han sido contradictorias y ha tenido que modificarlas para intentar justificar su conducta. En los últimos días, su comida de al menos tres horas con una periodista ha vuelto a ser noticia, sin embargo que se ha revelado que la factura del restaurante El Ventorro fue pagada con fondos públicos. En un intento desesperado por ocultar la verdad, Mazón ha cambiado su versión una vez más, afirmando que acudió a la comida “como presidente del PP”, en lugar de como presidente de la Generalitat. Sin embargo, esta excusa no ha convencido a nadie y solo ha dejado en claro que Mazón estaba más preocupado por su partido que por su responsabilidad como líder de la comunidad.
Incluso si se acepta su versión, la conclusión sigue siendo negativa para su imagen. El hecho de que el presidente de la Generalitat estuviera ocupado en asuntos de su partido en el día más importante de su carrera política es una muestra de su ineptitud y falta de compromiso con su cargo. Además, su excusa de que la factura se incluirá en la documentación que el PP enviará al Tribunal de Cuentas es una clara muestra de que está tratando de ocultar algo. ¿Qué es lo que realmente está tratando de disfrazar? ¿El precio de la comida o el número de comensales? La falta de transparencia y la manipulación de la información solo aumentan las sospechas y la desconfianza hacia su gestión.
Lo más preocupante es que Carlos Mazón parece creer que los políticos y los periodistas son idiotas. Después de ser preguntado en repetidas ocasiones sobre su comida en El Ventorro, Mazón sorprendió a todos con una declaración que